"Asimismo en los pequeños
cuadros pintados sobre tejidos diversos, que hablan de una condición
íntima, casera, y sobre los cuales la cabeza de cordero encuentra
un espacio quieto, sientes emerger de la misma estructura compositiva
una tensión de acontecimientos inminente, de alteración
ineluctable entre vida y muerta, que te deja suspendido como aquella gota
de rojo sangre que no sabes si está allí apenas brotada
u olvidada desde quién sabe cuándo". |