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Luis MORO, ladrón de almas
"El ALMA no se puede ver, ni medir, ni pesar",
repetía aquel cura escolapio, envuelto siempre en un aura de
polvo de tiza, y, acto seguido, contaba la esclarecedora anécdota
del cirujano ateo que, tras haber intervenido quirúrgicamente
cientos de cuerpos a lo largo de su carrera profesional, nunca había
logrado dar con la ubicación del alma, hasta llegar a la conclusión
de que no existíaera pura entelequia.  |